La pérdida es una experiencia universal.

A lo largo de la vida dejamos ir personas, trabajos, ilusiones, emociones, versiones de nosotras mismas, etc…

Perder duele, pero también abre un espacio inesperado: el del reencuentro.

En la etapa de la perimenopausia -que la ciencia describe como la transición hacia la menopausia, caracterizada por fluctuaciones hormonales, cambios en el ciclo menstrual, alteraciones en el estado de ánimo y en la energía- muchas mujeres sienten que algo se les escapa. No es solo el fin de la fertilidad, es también el cierre simbólico de una etapa en la que, con frecuencia, hemos vivido para otros: hijos, parejas, familia, trabajo….

De pronto, aparece un silencio interior que nos obliga a parar. Y en esa pausa, surge la pregunta: ¿Quién soy yo ahora?

Este punto de inflexión no es un fracaso. Es una oportunidad.

La neurociencia nos recuerda que el cerebro conserva plasticidad incluso pasados los 40: seguimos teniendo capacidad de aprender, adaptarnos y generar nuevas conexiones. El cuerpo, con los cuidados adecuados, puede recuperar vitalidad y fuerza. Y el alma, cuando se le da espacio, encuentra nuevas formas de expresarse.

Perder no es solo despedirse: es el comienzo de una reconstrucción.

Este reencuentro requiere algo más que fuerza de voluntad. Necesita claridad en los objetivos, herramientas adaptadas a tu momento vital y, sobre todo, un círculo de apoyo.

A veces no será la familia ni las amistades de siempre; puede que sea un grupo de mujeres que transitan procesos similares, cada una con su historia, pero compartiendo el mismo deseo: no sentirse solas.

Mostrarte vulnerable, compartir avances y tropiezos, es en sí mismo un acto sanador.

La psicología confirma que el apoyo social reduce los niveles de cortisol -la hormona del estrés- y fortalece la resiliencia.

En DAE, a través de los programas ANCESTRA, acompañamos este proceso de transformación. No se trata solo de nutrición, sino de bienestar integral:

  • Herramientas prácticas para reordenar tu vida.
  • Estrategias alimentarias que devuelven energía y equilibrio.
  • Acompañamiento diario que te recuerda que no estás sola.
  • Un círculo íntimo de mujeres que, como tú, han decidido volver a sí mismas.

Porque reinventarse es posible a cualquier edad. Da igual si se ha roto tu pareja, da igual si tus hijos se han independizado, da igual si se ha terminado un trabajo, da igual si estás pasando un proceso patológico o tratas de salir de él…. Solo necesitas parar, escucharte y permitir que alguien camine a tu lado en este tránsito.

Quizá hoy sientas que has perdido demasiado: un amor, un trabajo, tu antiguo cuerpo, o simplemente esa chispa que te impulsaba. Pero la pérdida también puede ser el umbral de un renacimiento.

Este es tu tiempo de reencuentros. Un tiempo para recordar que lo que queda no es vacío, sino espacio fértil para volver a ti.